Ahora que porfin puedo tomar denuevo mi pluma para escribir, escribo lo que soñé que escribía mientras estoy escribiendo lo que escribo...la palabra se llama final. Escribo el final de mi lucha.
Mis estatuas van cayendo una a una como plumas de nieve que más de una vez se congelaron con el sol y que se deshacen con el viento, la voz es un llamado susurrante de palabras angustiosas que se dirigen al aire que esperan que porfin salga el sol.
El cielo me llama, lo sé, desde una playa lluviosa en un desierto mientras me encontré a mi mismo contando los rayos de la luna que caían al suelo desteñidos, pálidos; muertos...
Al salir el sol, tímido como si se le hubiese olvidado hasta a él mismo como es, surge una escena de la sombra de un rincón...la guerra de acabó porfin, me siento como si estuviese regresando curiosamente a mi punto de partida.
Momentos puros del pensamiento en el significado de la vida...se acabó. Una saeta de libertad atraviesa mi corazón rompiendo toda la emoción, dándome un momento para rezar en vano por lo perdido...¿no ha pasado esto más de una vez? Sentimientos encontrados, un grito en la noche en el horizonte que me obliga a quedarme y vivir denuevo un mañana como este que viene siendo el mismo desde hace mucho.
¿Parece eterno cierto?